Vale la pena destacarlo.

Erik es un pescador nato, apasionado y es capaz de ir a lugares desolados….a decenas de kilómetros de distancia de algún pueblo o de personas, solo por el hecho de disfrutar de su pasión, la pesca a orilla de mar y de su casa rodante. Ambas cosas parte de sus sueños de toda una vida….en ese sentido, un hombre realizado.

Siempre, siempre parte de su pesca es compartida con lugareños y personas que conoce espontáneamente.

Aquí una muestra de la terapia que se “mandó” el 18 de septiembre pasado en Huentelauquen.